Tengo la
dicha de dar una clase de historia en una universidad local. Muchos de mis
estudiantes son jóvenes muy brillantes, pero a quienes poco a poco se les han
ido cortando las alas.
En mi clase
pasada hice una pregunta sencilla, la pregunta era cuánto es 2+2 y antes de que
me dieran una respuesta escribí en el pizarrón 5.
La
respuesta les hizo dudar pues no era posible que ante una suma tan sencilla
hubiera más de una respuesta.
Lo que
traté de decirles en esa clase es que mucha de la información que reciben de mi
o de otras fuentes no la analizan y la toman como si esta fuera cierta.
¿Qué hay si
esta información que hasta el momento tienes es como 2+2 igual a 5? Pregunté. ¿Y
si toda esa información que has recibido no solamente en esta clase sino en
muchas de las clases no ha sido correcta? ¿Qué es lo que tienes?
Por lo
anterior les invité a que dudaran de lo que les dijera o leyeran. Deberán de
despertar del letargo, un letargo que posiblemente deje a muchos genios en el
camino de la frustración.
Un camino
que los maestros hemos ayudado a crear pero que también tenemos la posibilidad
de cambiar si estamos comprometidos con la creación por encima de la
repetición.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario