Tengo la llave mágica. Esa llave que abrirá la puerta que tiene preparada la sorpresa más grande de mi vida.
Al tiempo,
tengo miles de puertas frente a mí.
¿De qué me
sirve esa llave mágica si no sé qué puerta debo abrir? De nada.
Para usar
esa llave, necesitamos conocer la puerta que queremos abrir, de otra manera, la
una sin la otra nunca nos llevará a ese mágico fin.
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