No quiero me dé la hora
quiero me dé
a pensar
cada minuto
vale
una fortuna
que en ocasiones
la vemos
despilfarrar
el despilfarro
sigue
pero no veo
al segundero parar.
Había una vez una joven de nombre Lourdes, cuyo corazón latía al ritmo de la escuela. Sus notas destacaban siempre por su excelencia, result...
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