Cuando
vamos a una cafetería, pensamos la mayor de las veces que el servicio no será comparado
al de un restaurante.
De hecho,
pensamos en esas cafeterías como lugares de comida rápida y sencilla donde nosotros
tenemos que hacer parte del trabajo. Nosotros vamos al mostrador para ordenar
la comida, nosotros seleccionamos la mesa en donde nos sentaremos, en otras
palabras, nosotros hacemos parte del trabajo con la finalidad de obtener un
precio menor en comparación con un restaurante.
¿Qué
pasaría si en lugar de tener niveles bajos de servicio en una cafetería pudiéramos
hacer mejoras que permitieran al establecimiento subir esos niveles sin que
esto signifique un alza en los costos?
La solución
es dar entrenamiento a los empleados como si estuvieran trabajando en un
restaurante para algunas de las acciones que de cualquier manera realizan como lo
es el servir los platillos.
Los cambios
que se pretenden hacer tienen que ver con un servicio de primera. ¿Qué quiere
decir esto?
Quiere
decir, por ejemplo, que quienes sirven la comida, no solamente se limitarán a ello,
sino que lo harán como se hace en un restaurante, sirviendo por la izquierda y
recogiendo por la derecha.
Al tiempo
quienes sirven la comida, harán seguimiento sobre niveles de satisfacción del
cliente con la comida.
De esta
manera, la percepción que los clientes tiene de la cafetería cambiará
drásticamente y el lugar será muy diferente pues será catalogado no solamente
por la excelente comida, en el caso que así sea, sino también por la excelencia
en el servicio.
Lo anterior
no debe de llevar mucho tiempo en el entrenamiento, pero un punto importante
será siempre dar seguimiento y monitorear las prácticas que tienen los
empleados para verificar que la información realmente se esté llevando a cabo.
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