Estás en la
mañana frente al espejo y te comentas la idea que tuviste durante tus horas de
sueños.
Está es la
idea que revolucionaría la industria en la cual tienes experiencia.
Después de
una ducha vas a tu escritorio y empiezas a armar el rompecabezas.
Parece que
después de muchos años de ir y venir con diferentes conceptos, por fin tienes
lo que te permitirá abrir un negocio de verdad y no solamente abrirlo sino
irrumpir en el mudo de los negocios como un gran empresario.
Sí el
empresario visionario que además de resolver los problemas actuales y permite
el crecimiento de sus empleados. En otras palabras, la idea es un sueño hecho
realidad.
Ahora lo
que sigue es aterrizar ese sueño.
Parece una
cosa sencilla pero tal vez no lo sea. Abres libros, revistas y comentarios de
personas expertas en el tema.
Quieres
tener todos los elementos en el lugar adecuado para tomar la decisión correcta.
La investigación empieza a prolongarse mucho. Después de una semana, es un mes
y ahora llevas más de tres meses con la idea sin tomar acción.
Después de
haber leído, investigado y preguntado a actores con relación a tu idea, das
cuenta de lo que fue un gran sueño, en la práctica no lo podrás llevar a cabo
por la serie de desventajas que el proyecto tiene.
Esta
historia es una historia muy común por la cual muchos "emprendedores"
pasan. El problema es sencillo. Muchas de las veces queremos minimizar tanto el
riesgo que al tener tanta información, lejos de tomar acción, dejamos el sueño
atrás.
No tengo
duda que la información es relevante pero la acción es más importante para
hacer un sueño realidad.
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