Los hemos adquirido o tal vez, otros los han conseguido por nostros. Algunos solamente los disfrutamos pero nunca peleamos en el pasado para obtenerlos. Los tenemos aquí. Son el pan de cada día. Al final del día, son nuestros derechos.
Sin embargo, ¿qué pasaría si en lugar de hablar de nuestros derechos cada minuto del día, le dieramos más peso a nuestras responsabilidades?
Seguramente, de entrada sería incómodo pero posiblemente, nos llevaría a poner nuestra habitación en orden y con ello muchas piezas en el lugar que siempre hemos querido.
No sería nada fácil, pero si las cosas fueran fáciles...
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