En estos días de invierno frescos
cuando la clara noche se alarga
poseerte entre mis brazos diestros
se ha vuelto práctica detallada.
La delgada sábana nevada
cubre ligeramente la llama
difiere de un intenso calor
que emana de nuestra vieja cama.
Horas, largo delirio gozando
fuerte tus tersas manos tocando
lerdo, labios húmedos besando
amándonos en ese rincón.
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