Lo anterior nos revela por un lado, que la edad no es un impedimento para iniciar proyecto alguno y por el otro que se requiere tesón para que las cosas sucedan.
El impedimento viene de las barreras que nos ponemos nosotros mismos y no de las que encontramos fuera. ¿Cuántas veces hemos dicho que habremos de empezar algo y simplemente sale una lista de todas las excusas por las cuales es mejor no iniciar?
- No tengo dinero
- No tengo tiempo
- La gente ya tiene ese producto o servicio
- A mi familia no le gustaría mi idea
- No hay gente a mi alredor que me apoye
- No fui a la universidad
- Etc, etc, etc.
Es por la lista anterior que vemos frustradas muchas de nuestras ideas pero eso no significa que no podamos trabajar para cambiar ese patrón que hemos seguido y que lleva a vivir en la complacencia, en un mundo sin retos pero tal vez lo peor de todo es un mundo al cual no le dejemos lo mejor de nostros.